UNA PILETA NATURAL EN EL MAR, PISCINAS NATURAIS
Como prometí en mi relato anterior, les voy a contar sobre mi experiencia y primera impresión al conocer un lugar por primera vez. Tal como expliqué en la "CRÓNICA DE UNA CAMINATA BAJO LA LLUVIA HACIA UN FARO EN UNA PLAYA DESIERTA", en Enero 2015 conicí 2 de las 3 playas que no conocía de la Ilha de Santa Catarina, una fue Naufragados comentada en ese relato y la otra fue Piscinas Naturais en Barra da Lagoa.
Muchas veces había ido a Barra da Lagoa, en la época en la que el puente que cruza la barra era colgante y pasaba horas jugando allí arriba como el niño que era en aquel entonces. Pero fue recién en 2013 que me aventuré a seguir camino y conocer Prainha, y hasta allí llegué.
No pude continuar camino, la gente que me acompañaba no quería caminar mas y tuve que posponer la visita a Piscinas Naturais otro año mas. Finalmente en Enero 2015 estuve por mi cuenta allí. Mi idea original ese día no era estar allí, pensaba quedarme en la Lagoa intentando hacer SUP y conocer el barco que navega en la laguna, pero en cuanto el colectivo pasó por Barra da Lagoa decidí quedarme a disfrutar de las opciones que tiene esta hermosa playa. Caminé por la escollera que conduce a la barra de la lagoa hacia mar abierto y llegué al pequeño faro de la punta, mientras caminaba podía ver a decenas de personas disfrutando de las cálidas y transparentísimas aguas del canal, lugar ideal para hacer snorkel y nadar sin olas.
Eso si, ojo con las embarcaciones que pasan cada tanto.
No pude continuar camino, la gente que me acompañaba no quería caminar mas y tuve que posponer la visita a Piscinas Naturais otro año mas. Finalmente en Enero 2015 estuve por mi cuenta allí. Mi idea original ese día no era estar allí, pensaba quedarme en la Lagoa intentando hacer SUP y conocer el barco que navega en la laguna, pero en cuanto el colectivo pasó por Barra da Lagoa decidí quedarme a disfrutar de las opciones que tiene esta hermosa playa. Caminé por la escollera que conduce a la barra de la lagoa hacia mar abierto y llegué al pequeño faro de la punta, mientras caminaba podía ver a decenas de personas disfrutando de las cálidas y transparentísimas aguas del canal, lugar ideal para hacer snorkel y nadar sin olas.
Eso si, ojo con las embarcaciones que pasan cada tanto.
No me metí en el agua aquí aunque deseaba hacerlo, mi mene interno luchaba entre decidir entrar al agua aquí o caminar hasta la pileta natural en el mar. Soy de esa gente que desea conocer todo, así que la posibilidad de pisar un lugar nunca antes explorado por mis piés pesó mucho mas que un chapuzón en el canal en donde ya había nadado muchos años atrás. Crucé el puente que desde hace unos años es de hierro mejorando la circulación, ahora pueden cruzar muchas personas a la vez sin problemas, el puente colgante no permitía mas de 2 o 3 personas a la vez y se bamboleaba demasiado con cada paso. Atravesé las callecitas de Fortaleza da Barra y llegué a Prainha pero no descendí a la playa, apenas la vi desde el sendero arriba y tomé alguna foto continuando mi viaje pisando por primera vez la tierra de ese sendero.
En general el camino es bastante simple, pero como comenté al inicio de mi relato, ese dia no pensaba venir a este camino, pensaba hacer playa y barco así que mi calzado era ojotas, si, ese calzado que no recomiendo para ir a senderos.
A la ida fue todo bien, sobre todo por que me sentí mucho mas cómodo sacándome las ojotas y caminando descalzo. Algunas piedras estaban algo calientes para pisar descalzo pero nada insoportable. El único tramo que me pareció mas difícil fue el último, hay que descender por una gran roca lisa y con una inclinación de casi 45º, las ojotas aquí eran una sentencia de quebradura de pierna con opción a algo peor.
Esta piedra si que estaba caliente, pero o me quemaba un poco los pies o me quebraba el tobillo intentando bajar con ojotas.
A la ida fue todo bien, sobre todo por que me sentí mucho mas cómodo sacándome las ojotas y caminando descalzo. Algunas piedras estaban algo calientes para pisar descalzo pero nada insoportable. El único tramo que me pareció mas difícil fue el último, hay que descender por una gran roca lisa y con una inclinación de casi 45º, las ojotas aquí eran una sentencia de quebradura de pierna con opción a algo peor.
Esta piedra si que estaba caliente, pero o me quemaba un poco los pies o me quebraba el tobillo intentando bajar con ojotas.
Desde esa roca se ve perfectamente el lugar conocido como Piscinas Naturais. No se por que le pusieron ese nombre ya que en tal caso sería una sola la piscina, pero no es mi tarea ponerle nombre a los lugares. Llegar al agua no es difícil, pero si tenés alguna limitación física te va a ser imposible excepto que vayas en barco. Hay que sortear varias piedras, saltar de una a otra, deslizarse tipo tobogán lentamente. Los niños, pero no muy chicos, aquí están en su salsa, hay que cuidar mucho lo que hacen. Algunas piedras, las cercanas al agua, pueden patinar por algas, y otras sumergidas pueden cortar por tener mejillones adheridos. Es un lugar para tener cuidado, pero se puede disfrutar mucho.
Al momento de emprender la vuelta no tuve en cuenta que estaba en ojotas. No aguardé a que mi cuerpo se secara por completo y comencé el regreso casi empapado. El aviso de imprudencia no se hizo esperar, a la primera inclinación del terreno mi pié mojado patinó sobre la ojota y casi me mato cayendo entre dos piedras. Me quité las ojotas y seguí descalzo, pero continuaba empapado así que a los 4 pasos ya tenía una suela de barro que de nada me sirvió ante la piedra enorme que debía escalar y que ya pasado el mediodía estaba hirviendo. Aceleré el paso lo mas que pude sin llegar a correr para no dar un mal paso y patinar y por fin llegué nuevamente a camino de tierra. Insisto, no es un camino para ir descalzo. Las piedras queman y lastiman el pié, la tierra y el sudor forman barro, las ojotas patinan. Mejor usar zapatillas y listo.
En cuanto salí del sendero y llegué a la zona urbanizada seguía sin poder usar las ojotas por la inclinación del camino y mis pies sudados. Recién luego de cruzar el puente pude volver a calzarme, pero no por mucho tiempo. Hay un baño público con ducha externa, pagando unos pocos reales abren la canilla desde el interior y podés darte una ducha para quitarte la sal y la arena (y en mi caso el barro), así que eso hice. Me compré una remera nueva de esas turísticas muy baratas y me tomé el micro de regreso.
Piscinas Naturais es un lugar que vale la pena conocer, se puede llegar descalzo, pero recomiendo ir con zapatillas o esas ojotas que agarran el pie por atrás también, a modo de evitar accidentes evitables.
Al momento de emprender la vuelta no tuve en cuenta que estaba en ojotas. No aguardé a que mi cuerpo se secara por completo y comencé el regreso casi empapado. El aviso de imprudencia no se hizo esperar, a la primera inclinación del terreno mi pié mojado patinó sobre la ojota y casi me mato cayendo entre dos piedras. Me quité las ojotas y seguí descalzo, pero continuaba empapado así que a los 4 pasos ya tenía una suela de barro que de nada me sirvió ante la piedra enorme que debía escalar y que ya pasado el mediodía estaba hirviendo. Aceleré el paso lo mas que pude sin llegar a correr para no dar un mal paso y patinar y por fin llegué nuevamente a camino de tierra. Insisto, no es un camino para ir descalzo. Las piedras queman y lastiman el pié, la tierra y el sudor forman barro, las ojotas patinan. Mejor usar zapatillas y listo.
En cuanto salí del sendero y llegué a la zona urbanizada seguía sin poder usar las ojotas por la inclinación del camino y mis pies sudados. Recién luego de cruzar el puente pude volver a calzarme, pero no por mucho tiempo. Hay un baño público con ducha externa, pagando unos pocos reales abren la canilla desde el interior y podés darte una ducha para quitarte la sal y la arena (y en mi caso el barro), así que eso hice. Me compré una remera nueva de esas turísticas muy baratas y me tomé el micro de regreso.
Piscinas Naturais es un lugar que vale la pena conocer, se puede llegar descalzo, pero recomiendo ir con zapatillas o esas ojotas que agarran el pie por atrás también, a modo de evitar accidentes evitables.